Es irónico que una empresa de seguros que se especializa justamente en evaluar y aceptar riesgos para el cuidado patrimonial de terceros (asegurados), deba contar con un Departamento de Auditoría Interna para evaluar el sistema de control con base en los riesgos y aportar valor a la empresa. Aunque pareciera ser lo mismo, ello tiene connotaciones completamente distintas. La industria aseguradora es muy específica en cuanto a sus operaciones e incluso terminología; el personal de las áreas de Auditoría Interna y Control, sin distinción de la carrera profesional que ostente cada uno, debe conocer todo lo referente a cómo opera el sector. Ello le permitirá ser más tenaz en la revisión y poder abarcar con más profundidad y sin mayores esfuerzos los orígenes de cada operación, aportando mayor valor a la evaluación contable y financiera. Esto se debe a que el sector asegurador difiere en su forma y fondo de cualquier otro tipo de institución, inclusive en temas regulatorios. Esto es consecuencia de que una empresa de seguros ofrece resguardo no solo sobre un bien patrimonial, sino también sobre la salud de una población finita, y la vida de esta, lo cual incide a su vez en la economía de un país.

Una empresa de seguros se enfoca en atender necesidades futuras, inciertas e intangibles, que a través de mecanismos de evaluación y aceptación lleva a cabo la emisión de un contrato que genera una transferencia y compromiso de cumplir con un cliente (asegurado) por la materialización de unas circunstancias especificadas en los términos del contrato. La descripción pareciera simple, pero implica toda una serie de procedimientos engranados y todo un sistema que materializa la Prestación del Servicio.

Pero una empresa especializada en la evaluación de riesgos, como lo es la empresa de seguros, puede en cierto modo dejar de lado u omitir algunos detalles importantes sobre el control de riesgos, especialmente aquellos no referidos directamente a los riesgos aceptados en los contratos, sino a todos aquellos riesgos de cómo opera la empresa, desde el punto de vista procedimental y financiero. Es allí donde el Auditor aporta el valor necesario, dando recomendaciones especializadas, teniendo en consideración que conoce cómo opera la industria aseguradora, pero que también cuenta con los conocimientos, habilidades y destrezas que debe poseer todo auditor interno en su preparación profesional, según los lineamientos internacionales, pues centra su atención en garantizar la correcta ejecución de la operación, evaluando riesgos inmersos y desconocidos en muchos casos por quien realiza la actividad; y es precisamente allí donde el ojo avizor del auditor, independientemente de la rutina operativa involucrada, realiza sus observaciones objetivas con el fin de ampliar el panorama de quienes están inmersos en las actividades diarias.

Aunque en la actualidad el área de auditoría interna resulta ser una necesidad, inclusive desde el punto de vista normativo de los entes reguladores, los auditores especialistas en seguros debido al valor que aportan a las organizaciones brindan mayor relevancia a los resultados del sector, lo cual se traduce en una mejora continua de los controles internos.